El Divino Mediador

Todos necesitamos de algún mediador para alcanzar objetivos en la vida. Sea de alguna persona influyente, de alguna carta o de alguna solicitud. Muchas veces el mediador es el dinero, o la cultura, o la habilidad personal. En cuestión religiosa sabemos que siendo Dios santo y perfecto, nos urge un mediador que nos lleve a Él. Las Sagradas Escrituras nos relatan de mediadores que ayudaron a la gente. Veamos:

I. EL MEDIADOR DEL TRIGO.

Era el año de 1637 a.C., José, el hijo del patriarca Jacob de la tierra de Israel, en su posición de regente del Imperio de Egipto bajo Faraón monarca de dicha nación, que sobrevino una gran hambre en toda la tierra que duró siete largos años. Dios le reveló a José de este desastre por lo que José inteligentemente almacenó mucho trigo para que la gente no muriera de hambre. Entonces Jacob su padre siendo hebreo envió a sus demás hijos a Egipto a comprar trigo a fin de que tampoco su pueblo pereciera de hambre. Por lo que José sirvió como mediador entre el Faraón y su pueblo hebreo. El mismo José lo dijo así en el libro de Génesis 50:20 "... Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo".

II. EL MEDIADOR DE LA LEY.

Moisés fué el gran líder que condujo al pueblo de Israel desde Egipto hasta la Tierra Prometida. Su mayor contribución consistió en haber sido escogido por Dios como un mediador para dar Su Santa Ley a los hombres, es decir, la base de la Palabra de Dios. Así leemos en el libro Bíblico llamado Éxodo 32:15-16: "Y volvió Moisés y descendió del monte - (Sinai en Arabia) - trayendo en su mano las dos tablas del testimonio… las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios...". Esta Ley incluye los sacrificios religiosos, los cuales eran una señal del Gran Sacrificio de Cristo en la cruz, por lo que al venir Cristo a la tierra quedan sin efecto tales sacrificios. Nos enseña la Biblia de Dios que cuando Moisés murió, a la edad de 120 años, Dios mismo lo sepultó donde nadie supo, a fin de que no fuera objeto de adoración, porque Dios prohíbe y sanciona la idolatría en todas sus manifestaciones, ya que el ser humano es dado a idolatrar a la gente virtuosa o buena, sea en el medio artístico, político o en la religión, por ello Dios ordena que no se adore a ninguna imagen o persona humana, dice Dios en el libro bíblico del Exodo, así: "No tendrás dioses ajenos delante de mí . . . no te inclinarás… no te harás imagen… ni las honrarás…".

III. EL DIVINO MEDIADOR.

Ni José, ni Moisés fueron mediadores divinos para impartir gracia como lo es Jesucristo. A nadie llama Dios con la palabra "mediador" solamente a Cristo, dice San Pablo: "Porque hay un Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre". (1ª Timoteo 2:5). A nadie autorizó el Señor Jesús para que fuese mediador o abogado entre Dios y los hombres en cuestión de los pecados.

Conclusión: Leemos en el Nuevo Testamento, así: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él (por Cristo) se acercan a Dios" (Hebreos 7:25). Notemos la frase: "A los que por Él se acercan a Dios". ¿Quiere usted que Jesucristo sea su Divino Mediador? Entonces desde lo profundo de su corazón clame a Cristo para que sea el Mediador de su alma. ¿Lo cree?

Héctor David Rodríguez G.

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